¿La felicidad depende de la virtud? Luciano de Samosata tiene algo que decir al respecto.

Este diálogo con tendencia filosófico-moral fue escrito en griego con suma elegancia y belleza por el siríaco Luciano de Samósata. La filosofía cínica se desarrolló entre los siglos II y III d.c. y según algunos autores fue “seguramente la escuela más popular de todas las que produjo la filosofía griega y perduró durante los siglos siguientes”.

Más
que una doctrina era considerada un estilo de vida, que consistía en la
búsqueda de la libertad frente todo aquello que esclaviza al hombre, el logro
de la autosuficiencia y la ausencia de necesidades. Vivían de una manera muy
sencilla, tomaban agua, comían lo que encontraban, dormían donde les cayera la
noche, en el suelo, no consentían ningún apetito corporal. Tenía un sentido
practicista de la vida y sus predicadores buscaban la conversión de las
multitudes que asistían a escucharles.
En
el diálogo El Cynico, Luciano desprecia a Cynico por su apariencia física, la
apariencia característica de los filósofos pertenecientes a esta tendencia:
estos iban desnudos, sin calzado, con un manto raído, harapiento, una mochila y
un bastón de nudos, cabello y barba larga, aspecto andrajoso. Considera el
autor en esta obra que el miserable aspecto de su interlocutor corresponde a
una “muestra de bestial pereza”. Así mismo, desprecia que Cynico no consienta a
su cuerpo, que desde su punto de vista incluso lo maltrate, pues no le
proporciona ni siquiera un lugar cómodo en el cual dormir.
Cynico
le pregunta a Luciano: ¿Por qué razón viéndome vivir a mí más modestamente que
en general los demás hombres, reprehendes con tanta aspereza mi modestia sola y
no la superfluidad de tantos? A
lo que Luciano le responde: “Tu vida (si propiamente puede hablarse) es más que
honesta y virtuosa, mendiga y pobre (…) las reglas con que vives, tan sin
regla, que es bestial ese modo a quien tú injustamente llamas orden, y bruteza
grandísima la que quieres que parezca humildad y desprecio”.
Desde
los ojos del siglo XXI, un cínico no sería muy diferente del enajenado que
vemos caminando por la autopista, con pies descalzos, cubierto de harapos, con
un saco repleto de cosas malolientes, diciendo cualquier sarta de barbaridades.
Pero es justamente en el discurso en los que está fundamentada la forma de
vivir del cínico. Un discurso que se asemeja más a las filosofías orientales
del budismo, completamente incomprensible para un mundo occidental basado en la
búsqueda de la felicidad a través del consumo y del placer corporal.
La
doctrina cínica establece que la felicidad depende de la virtud, que consiste
en la ausencia de necesidades. Algunos autores llaman a esta ausencia de
necesidades desapego con lo que la doctrina cínica se asemejaría a filosofías
orientales tan antiguas como el hinduismo y el budismo. En este sentido, los
cínicos buscan convertirse en ascetas, entendidos éstos como personas que
buscan purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres
materiales o de la abstinencia. ¿Estás dispuesto a hacer el sacrificio?
Referencias:
- Luciano de Samósata. (1976) Diálogos con tendencia cínica. Edición preparada por Francisco García Yagüe. Madrid. Editora Nacional.
- Los cínicos (Marzo 2017). Recuperado de: http://www.cinicos.com/cinismo.htm
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